Seguro que todos conocéis a Iker Muniaín, un extraordinario futbolista que milita en el Athletic Club de Bilbao y que, durante el pasado verano, fue convocado con la Selección Española de fútbol para disputar los Juegos Olímpicos de Londres. Además, está en la lista de Vicente del Bosque como posible candidato para viajar al próximo Mundial de Brasil. Hablamos, por tanto, de una verdadera promesa.
Pues bien, su carrera como futbolista internacional puede verse truncada debido al mal comportamiento, y es que, al parecer, el joven jugador vasco no ha sabido comportarse a la altura de las circunstancias. A una interminable lista de actos de indisciplina, se une el capítulo acontecido durante el partido que España perdió ante Honduras en los Juegos Olímpicos, donde Iker Muniaín no supo encajar la derrota y se encaró con el árbitro para recriminarle, de forma violenta, algunos lances del juego.
La Real Federación Española de Fútbol, que no tolera este tipo de conductas, ya ha informado al propio jugador de que no volverá a vestir la camiseta de España mientras no pida disculpas por todos los episodios protagonizados. Se trata, por tanto, de un ejemplo más de la importancia que tiene el comportamiento en el fútbol.
Antes que ser un buen futbolista, hay que ser una persona educada, disciplinada, de buenos modales, y con un comportamiento deportivo adecuado. De lo contrario, no llegaremos a ninguna parte. Aprendamos.
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