domingo, 2 de octubre de 2011

Vandelvira nos mojó la oreja.

Para los amantes de la estadística, comenzaré afirmando que ayer cosechamos la segunda derrota en los cuatro partidos que hemos jugado hasta ahora, tres de liga y uno amistoso. Dos derrotas y dos victorias. Sinceramente, me quedé realmente sorprendido ante la reacción que tuvieron nuestros niños tras haber perdido el partido, y es que no paraban de cantar algo así como: "Buen partido, buen partido." En otro tiempo, supongo que me habría tocado adoptar el papel de psicólogo para levantar la moral de un equipo hundido, sin embargo, parece que no es fácil abatir a estos críos, lo cual me parece una noticia muy alentadora. Al llegar al vestuario me encontré cánticos alegres y caras angelicales que no paraban de sonreir. "Está bien, vamos por el camino correcto", pensé al instante.

Porque parece que el mensaje está calando: "Venimos a divertirnos y a aprender". Insisto en que no debemos de marcarnos otros objetivos, ya tendremos tiempo de mirar resultados y números. De momento lo que importa es formar un buen grupo humano y conjuntarnos como equipo. Creo que es lógico. No podemos pedirle a un parvulito que descifre la ecuación de la gravedad si ni siquiera sabe contar manzanas. En el mundillo del fútbol nosotros somos un equipo de parvulitos y debemos de ir quemando etapas. Todo llegará. Como anécdota, puedo contar la historia de mi debut hace cinco temporadas: yo entrenaba a un equipo de benjamines, y un equipo de Martos nos ganó en casa por 0-25. Esa temporada solo ganamos un partido, el resto los perdimos por goleada. Tras cuatro años trabajando juntos, me agradaba mucho comprobar que los padres de mis niños sacaban pecho allá por donde iban. Sus hijos ganaban y jugaban de memoria.

Paciencia. El secreto está en tener paciencia, disfrutar, y aprender partido tras partido. Ayer perdimos un partido igualado y nuestros niños encajaron la derrota de maravilla. Me alegra saber que el mensaje cuaja y que lo tenemos claro: venimos a divertirnos y a aprender. No obstante, comenzaré la primera autocrítica explicando que acaso nos faltó juego en equipo. No supimos hacer todo lo que sí hicimos el día del San Felipe: tocar y moverse, dar soluciones al compañero que lleva el balón. Ayer estuvimos demasiado estáticos y propiciamos el juego directo, el patadón hacia adelante. "El balón en el aire no es de nadie" decía Antoñete, que en paz descanse. En nuestro caso, el balón en el aire es para el contrario, porque no tenemos demasiada envergadura como para pelearlo.

Así que como reto para el próximo partido propongo mantener la posesión tanto tiempo como sea posible, algo que ya hicimos ante el San Felipe. El tiempo que nosotros tenemos el balón, es tiempo que tenemos para atacar y crear ocasiones de gol; y a la vez, es tiempo que no tiene el contrario para hacernos daño. Tener la posesión es tener el partido en nuestras manos.
Por supuesto que es dificil, pero estamos aquí para aprender.

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